Vacaciones

Hay días en que me canso
de predicar con vehemencia en el desierto
y reniego de este empeño absurdo
en deciros lo que no queréis oír.

Cosas inoportunas como que
la vida es más bella y más valiosa
que los quehaceres y las chucherías
con los que os obstináis en rellenarla.

Cosas insoportables como que
lleváis dentro, quizá sin estrenar,
todo eso de lo que os creéis privados
y andáis buscando inútilmente afuera.

Cosas irreverentes como que
bastaría con que ahora escuchaseis
de corazón vuestras propias incógnitas
y las respuestas os irían al encuentro.

En días como esos, como hoy,
bailo, tomo el sol, recito poesía
y me troncho de risa con nuestra porfía
(la mía con vosotros, la vuestra con la vida).

¡Complaceos en vuestras aficiones:
imprecad, doleos, mirad hacia otro lado!
Quizás sea el mayor de los prodigios
que entre tanto desprecio por la vida
aún sigamos vivos.


"Predicar en el desierto", foto de Salva Artesero

Comentarios

  1. Aquí venimos, precisamente a porfiar en nuestra búsqueda.

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  2. ¡Qué bien que se porfía
    en tan buena compañía!

    Un abrazo fuerte, Eduardo.

    ResponderEliminar

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