Extrañeza

Lejos.
Lejos de mí los muebles,
el calor y el pautado,
civilizado, paso de las horas.
El ruido y el silencio,
lejos.

Con cauto disimulo,
intercambian señales
y carraspeos. Me observan
como a una enajenada.
Sospechan.
Lejos.

Mi almohadón y mi brisa,
mi mediodía, mis ranas
y este callar a gritos
se erigen en un torvo
tribunal familiar:
me acusan de extranjera.
De ajena de mí misma,
ya que distante de ellos.

¡Si los reconociese!
Los miro, los remiro.
Todavía más lejos.




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