La vida Rubik



Ernő Rubik inventó el rompecabezas mecánico que lleva su nombre en 1974. Geométrico, colorido y complejo. Un hallazgo. Resolverlo ex nihilo debe resultar una tarea apasionante del ingenio, un despliegue de las propias capacidades, un ejercicio de aprendizaje y conceptualización a partir del ensayo y el error, una prueba de entusiasmo, de confianza y de paciencia. Hacerlo investigando, acrecentando los recursos individuales o en colaboración, parece más asequible e igualmente estimulante. Reproducir literalmente los pasos que otro nos indica o recurrir a un solucionador en línea quizá procure la satisfacción de ver cómo cada color vuelve a su cara original, el orgullo pueril del resultado, pero tiene más de proceso mecánico que de rompecabezas. Los defensores de este procedimiento esgrimen las ínfimas probabilidades estadísticas de desentrañar el enigma. Y aquí el dilema es sencillo: ¿cuál era el objetivo auténtico del juego?, ¿indagar en las múltiples posibilidades de lo desconocido o averiguar y seguir unas instrucciones de montaje?

La vida apareció mucho antes, y es un rompecabezas más colorido y complejo que el de Rubik. Para empezar, no consta de seis caras, cada una con nueve teselas llamativas e iguales. Se trata más bien de un poliedro de infinitas facetas. Y no sólo está fragmentada y revuelta, sino que se manifiesta rebelde y aleatoria en cuanto intervenimos tratando de dotarla de algún tipo de orden. Parece un artilugio animado y caprichoso, así que a veces lo embarga a uno el deseo de proveerse de alguna guía útil que lo ayude a comprender y afrontar tanto caos. 

Por eso, igual que anda el mundo lleno de métodos para solucionar el Rubik, abundan los sistemas que, debidamente cumplidos, prometen resolverle a uno el puzle existencial. Aquellos han probado su eficacia. Pero estos que atañen a la vida no podrían hacerlo aunque quisieran: ¿qué obtienen?, ¿una vida ordenada?, ¿cómo y para quién? ¿Es que hay una vida única y deseable para todos? ¿Acaso no es la propia indagación vital el objetivo mismo de nuestro cubo?

Comentarios

Entradas populares de este blog

Yo soy buena persona

La mujer barbuda

Invectiva contra padres lacrimosos